Aquí te detallo el proceso paso a paso para conseguir esas croquetas de atun perfectas:

En la olla mediana a fuego medio-bajo, derrite la mantequilla.

Añade la cebolla finamente picada y una pizca de sal (ayuda a que sude).

Sofríe lentamente, removiendo ocasionalmente, durante unos 5-7 minutos, hasta que la cebolla esté transparente y blanda, pero sin que coja color dorado. Queremos que aporte dulzor, no sabor a tostado.

Añade la harina (los 50g) sobre la cebolla pochada. Remueve constantemente con las varillas o una cuchara de madera durante 1-2 minutos a fuego bajo. Esto se llama hacer el roux y es crucial para cocinar la harina y evitar el sabor a crudo.

Retira la olla del fuego momentáneamente y empieza a añadir la leche (los 500ml) poco a poco, sin dejar de remover enérgicamente con las varillas para evitar que se formen grumos. Empieza con un chorrito pequeño, integra bien, y sigue añadiendo gradualmente.

Cuando hayas añadido toda la leche, pon la olla otra vez a fuego medio-bajo. Ahora no pares de remover, ¡es importante llegar bien a todo el fondo para que no se pegue!

Cocina la bechamel durante unos 8-10 minutos, removiendo sin parar, hasta que espese notablemente. Sabrás que está lista cuando al pasar la espátula por el fondo de la olla, deje un surco que tarda un segundo en cerrarse, o cuando cubra la parte trasera de una cuchara (napar).

Sazona con sal, pimienta negra recién molida y una buena pizca de nuez moscada rallada. Verifica y corrige el nivel de sal si es necesario, teniendo en cuenta que el atún ya contiene sal.

Incorpora el atún desmigado y bien escurrido a la bechamel caliente. Mezcla bien con la espátula hasta que esté completamente integrado. Cocina todo junto un minuto más, removiendo.

Vierte la masa caliente sobre la fuente o bandeja plana previamente engrasada ligeramente con aceite o mantequilla (esto evita que se pegue).

Extiende la masa uniformemente con la espátula.

Envuelve la masa con papel film transparente, asegurándote de que el film esté en contacto con toda la superficie de la masa. Esto es vital para evitar que se forme una costra seca al enfriar.

Primero, deja que la masa se enfríe por completo fuera de la nevera. Después, métela al frío al menos 4 horas. Si puedes dejarla hasta el día siguiente, ¡mucho mejor! Necesitas que esté bien fría y dura para poder dar forma a las croquetas sin que se deshagan. ¡Este paso es clave para que salgan perfectas!

Una vez la masa esté bien fría y firme, coge porciones con dos cucharas o con las manos ligeramente engrasadas con aceite. Dales la forma deseada: ovalada clásica o redonda. Intenta que todas sean de un tamaño similar para que se cocinen uniformemente.

(Opcional) Pasa cada croqueta primero por harina, sacudiendo el exceso.

Luego, sumérgelas en el huevo batido, asegurándote de que queden completamente cubiertas. Escurre ligeramente el exceso de huevo.

Finalmente, pásalas por el pan rallado, presionando suavemente para que el pan se adhiera bien por toda la superficie. Una buena capa de pan rallado asegura un exterior crujiente y ayuda a que no se abran al freír.

Ve colocando las croquetas ya formadas y empanadas en una bandeja o plato, dejándoles espacio entre ellas para que no se peguen. Un truquito: si tienes tiempo, déjalas enfriar en la nevera otros 15 o 30 minutos antes de freírlas. Así el rebozado quedará más firme.

Pon a calentar bastante aceite suave (como de girasol) en una sartén honda o cacerola a fuego medio-alto (sobre 175-180°C). Necesitas suficiente aceite para que las croquetas casi floten o, al menos, queden cubiertas hasta la mitad. ¡Ojo con la temperatura! Si el aceite está poco caliente, chuparán mucha grasa y pueden romperse. Si está demasiado caliente, se quemarán por fuera y se quedarán frías por dentro. Un truco para saber si está listo: echa una miga de pan, si empieza a burbujear con alegría, ¡al lío!

Fríe las croquetas de pocas en pocas, ¡no llenes demasiado la sartén! Tardarán unos 2-3 minutos por cada lado. Sácalas cuando estén doraditas y crujientes por todas partes. Dales la vuelta con cuidado, usando una espumadera, para que se hagan bien por igual.

Retira las croquetas fritas con la espumadera, escurriendo el exceso de aceite sobre la sartén.

Colócalas sobre un plato cubierto con papel de cocina absorbente para eliminar cualquier resto de grasa.

Sirve tus croquetas de atun caseras inmediatamente, ¡calientes están deliciosas!